Valeria Soldevilla*

El populismo como concepto se presenta de una forma abstracta y ambigua, no sólo en los almuerzos familiares, donde escuchamos a nuestros tíos criticar a algún político tildándolo de populista, sino también en el ámbito académico, donde existen debates y contradicciones simultáneas a la hora de definir este fenómeno. Para los ciudadanos de a pie y para algunos medios de comunicación, pareciera que populismo es todo. Malas prácticas económicas son populistas, propuestas populares son populistas, pasarse un poquito de carismático/a es ser populista. En la academia esto no es así, si bien persiste el debate, existen definiciones que generan amplio consenso. Con estas, valdría la pena preguntarse, ¿qué candidatos a las elecciones generales 2021 son o fueron populistas? ¿Es Pedro Castillo populista?

Fuente: El Periódico (28 de julio de 2021)

Mudde y Rovira (2019) entienden al populismo como una ideología “delgada” que se basa en una percepción de la sociedad dividida en dos grupos: el pueblo puro y la élite corrupta. Estos dos grupos son homogéneos y antagónicos, pues la élite corrupta ha capturado la política, que debería ser en realidad expresión de la voluntad del pueblo. Así, la élite es el “establishment” político que debe ser derrotado por un líder capaz de devolverle esa voz “al pueblo”. Esta ideología se considera “delgada” porque propone de una manera simple el funcionamiento de la sociedad, y puede ir de la mano con otras ideologías consideradas“gruesas”, como el liberalismo o el socialismo (2019). 

Además de la definición ideacional del populismo que se señala, existen académicos que entienden el fenómeno como una simple estrategia política. Weyland (2018) considera que el populismo es una estrategia utilizada por líderes personalistas para llegar al gobierno mediante el apoyo directo de sus seguidores. Así, el líder populista emplea prácticas discursivas para apelar al pueblo y movilizar constantemente a su favor. De forma similar, autoras como Casullo (2019) consideran al populismo como un tipo de práctica política que emplea una persona para construir una narrativa que apele a un pueblo excluido por una élite corrupta, a modo de ganar popularidad y llegar al poder. 

Considerando estos alcances, es importante identificar las prácticas o ideas populistas en los candidatos que aspiran a ser autoridades políticas y entender el modo en el que podrían afectar a la democracia. Si bien el populismo puede tener una capacidad democratizadora en cuanto incluye y empodera a una parte de la población que se sentía excluida de la política, otros aspectos de este fenómeno lo hacen una amenaza para la democracia. Por ejemplo, la relación directa y poco institucionalizada que se tiene con el líder y que puede llevar a un hiper-presidencialismo que afecte la separación de poderes es peligrosa para nuestra democracia representativa. En ese sentido hay que tener cuidado al momento de identificar (y diferenciar) discursos de prácticas. 

Fuente: El Comercio (13 de abril de 2021)

Durante el periodo de campaña en las elecciones generales de 2021 el candidato Pedro Castillo, actual presidente del Perú, presentó varios rasgos de lo que consideramos populista. A nivel discursivo es claro el mensaje “anti-establishment” que da lugar a la apelación al “pueblo puro y excluido” que él sería capaz de representar en el gobierno. Algunas propuestas, quizá ahora consideradas inviables por el mismo presidente, como el cierre de instituciones como la Defensoría del Pueblo y la desactivación del Tribunal Constitucional para elegir uno nuevo mediante voto popular, tuvieron claras intenciones de apelar a la población en base a una desafección coyuntural con estas. Además, presenta un carisma particular que refuerza el vínculo identitario que los votantes de Castillo establecieron con él. Evidentemente, si entendemos este populismo como ideología delgada, debemos entenderla vinculada fuertemente a la ideología de izquierda del presidente. A nivel partidario, el nivel de institucionalización con la que cuentan Pedro Castillo y el partido es ambiguo. La organización política con la que postuló el actual presidente muestra una clara ausencia de cuadros partidarios adecuados para asumir puestos importantes en el gobierno. Esto se vió reflejado en la improvisación al momento de conformar su primer gabinete, que dejó mucho que desear. Por otro lado, mientras que Perú Libre sí es un partido que lleva algunos lustros participando electoralmente, Castillo es un miembro “nuevo” que claramente no comparte del todo las ideas y planes de la organización política con la que se postuló a la presidencia. Esas diferencias, que antes se presentaban como pequeños quiebres, ahora se ven con mayor claridad: la división interna de la bancada de Perú Libre, la elección del nuevo gabinete y la aparente intención de no querer darle la confianza son rupturas claves.

En este punto hay un matiz que sería relevante resaltar y poner en discusión. Mudde y Rovira señalan, aunque sin explorar tanto esta idea, que el populismo debe considerarse como un fenómeno “transitorio”: o fracasa en el gobierno y se pierde, o tiene éxito “trascendiendo” en algo más grande e institucionalizado. La pregunta entonces sería, ¿Pedro Castillo asumió un discurso populista pero no tiene planes de ejercer un poder personalista y sobreponerse ante otras instituciones como han hecho otros líderes populistas? ¿Utilizó el discurso como práctica para llegar al poder? La capacidad (y voluntad) que tenga el presidente para fortalecer sus relaciones partidarias, quizá formando un nuevo partido y logrando mayores niveles de institucionalización, así como las relaciones que establezca con los otros poderes del Estado nos darán la respuesta a estas cuestiones en un futuro. 


Bibliografía

Casullo, M. E. (2019). Líder, héroe y villano: Los protagonistas del mito populista. Nueva Sociedad, 282, 57–68.

Mudde, C., & Kaltwasser, C. R. (2019). Populismo: Una breve introducción (M. J. E. Tercero, Trans.; Edición: 1). Alianza Editorial.

Weyland, K. (2018). Populism: A Political-Strategic Approach. In Rovira Kaltwasser, C., Taggart, P., Ochoa Espejo, P., & Ostiguy, P. (Eds.). The Oxford Handbook of Populism. Oxford University Press. Pp 48-61.


*Valeria Soldevilla, estudiante de la Especialidad de Ciencia Política y Gobierno de la Pontificia Universidad Católica del Perú y asociada de la Comisión de Eventos.