Margareth Rodríguez*

Desde La Libertad, la presidenta Dina Boluarte declaró: “Yo soy la mamá de todo el Perú” (Calderón, 2024). Luego de las críticas hacia dicha autodenominación de la mandataria, que inició el año con un 8% de aprobación (IEP, 2024), se plantea la siguiente pregunta: ¿Qué quería decir con ser la “madre” de todos los peruanos, especialmente, en su rol como autoridad? En ese sentido, en el presente análisis, se busca comprender qué implica la maternidad para las mujeres desde el enfoque de género y como herramienta política.

Imagen obtenida del El Mundo (22 de enero del 2024)

Para empezar, al hablar de mujeres, ¿se las puede analizar como un grupo homogéneo? Francke (1990) cuestiona que exista un solo modelo de mujer que responda a las mismas necesidades, como a intereses. En su defecto, defiende que la igualdad que se busca entre mujeres y hombres y, con igual importancia, entre las mismas mujeres, debe respetar las diferencias que se den en sus formas de vida. Por ello, para estudiar el tema más a detalle, plantea la perspectiva de la trenza que recalca los tres ejes que nos permiten entender las diferenciaciones sociales: raza/etnia, clase y género.

La subordinación por género es el tercer mechón de la trenza que no se visualiza a simple vista, se confunde con los demás, pero que está presente en estas relaciones de dominación y opresión. Así, se sustenta desde la perspectiva de la trenza que la subordinación de género adquiere diferentes formas de expresarse y padecer según en qué estratificación étnico cultural y en la estructura de clases pertenece la mujer.

En segundo lugar, Ruiz Bravo (1999) introduce el enfoque de género como propuesta para ser conscientes de la desigualdad, identificar sus razones y proponer alternativas que permitan enfrentar los problemas sociales en los que derivan. Así, se insta a considerar el “problema de la mujer” no solo como parte de individuos aislados, sino también en las relaciones que los vinculan así como en el sistema del que forman parte. De esta manera, “el problema de la mujer” pasa a ser un problema social abordado desde el enfoque de género que cuenta con 3 dimensiones: concepto de género, las relaciones de género y el sistema de género.

A partir del concepto de género, la diferencia entre géneros es una construcción social y cultural. Además, se vincula con la identidad de la persona, entender qué es “ser mujer” se expresa en los roles, espacios y atributos o características de la personalidad que se atribuyen según género. En segunda instancia, las relaciones de género implican evaluar cómo se desarrollan las relaciones intergénero e intragénero a partir de las construcciones sociales, históricas y psicológicas del mismo. En esencia, se reconoce que estas son relaciones de desigualdad. Esto perpetúa la discriminación, especialmente al ser “el género el campo primario dentro del cual o por medio del cual se articula el poder” (Scott, 1990, como se citó en Ruiz Bravo, 1999). En consecuencia, la cuestión de género implica hablar de subordinación y relaciones de poder.

Imagen obtenida de Wayka (31 de julio de 2023)

Acerca del trabajo doméstico, se le considera una actividad femenina ya que se relaciona con la vinculación de “la naturaleza femenina” con la reproducción familiar. Esto implica la no valoración social de dicho trabajo y conlleva a invisibilizar o negar la cada vez más evidente participación de las mujeres en el trabajo productivo. Dentro del espacio doméstico, Francke (1990) sostiene que la maternidad fue la estrategia que utilizaron las mujeres para resistir a la expropiación total de su identidad. De esta manera lograron transmitir sus conocimientos y “el saber común”, no como mujeres, sino como madres.

Asimismo, Carrasco (2013) destaca como, en el desarrollo del feminismo en la historia ecuatoriana, la maternidad discute con los principios del feminismo europeo, que busca sacar a la mujer del espacio doméstico. En cambio, Carrasco afirma que “la maternidad se convirtió en un recurso de las propias mujeres para lograr una valoración social y negociar un espacio en la vida pública” (p. 202). Es decir, las reivindicaciones se desarrollaban desde la exaltación de la mujer como madre. Asimismo, Verdú et. al (2022) presentan que los discursos de Nela Martínez y Zoila Ugarte plantean a la maternidad como pilar fundamental en la construcción de una mejor sociedad, cuyo bienestar se vincula con el de la madre que se sitúa como responsable del cuidado y la transmisión de valores morales y cívicos.

Bajo esta perspectiva, Martínez defiende una concepción maternalista del feminismo en el que la incursión de las mujeres en la esfera pública es más que un derecho, también una obligación para tomar decisiones por el bienestar de la sociedad. Así, “la maternidad es así un asunto de interés público y al mismo tiempo una condición que conforma al sujeto político femenino” (Verdú et. al, 2022, p. 13).  Desde esta concepción, la maternidad se convierte “en un recurso de las propias mujeres para lograr una valoración social y negociar un espacio de la vida pública” (Carrasco, 2013).

Con base en ello, Verdú et. al, (2022) destacan dicho discurso maternalista como una eficaz herramienta política en el contexto social latinoamericano,  a  partir  del  concepto  de  esencialismo  estratégico; es decir, bajo el precepto de que,  en  términos políticos,  se utiliza la esencialización de los elementos identitarios que en cierta medida confirman los estereotipos vigentes asignados al colectivo que representanpara obtener mayor garantía de éxito en lograr algún cambio o reivindicación social.

La mezcla de transgresión y tradicionalidad que se reconoce en los feminismos latinoamericanos responde a que se vincula a “la fuerza simbólica de la madre con el protagonismo histórico de esta, frente a la ausencia del padre, en las sociedades que sufrieron procesos de mestizaje derivados de la colonización (Cuvi & Martínez, 2001, como se citó en Verdú et. al, 2022).  Sin embargo, es necesario replantearse hasta qué punto puede utilizarse esta herramienta política a largo plazo.

Se reconoce a la maternidad como una categoría que ha sido utilizada como una herramienta política de mujeres que han dado los primeros pasos en abrirse un espacio en el ámbito político. Sin embargo, es necesario replantearse hasta qué punto puede utilizarse esta herramienta a largo plazo. A pesar de que se reconozca su utilidad y lógica dentro del contexto fuertemente tradicional latinoamericano, desde el enfoque de género, se expone cómo  la construcción de la identidad de la mujer está fuertemente vinculada con el “instinto maternal”, planteado como un aspecto biológico, en vez de ser una construcción social y cultural.

Comprender el proceso en el que la mujer construye su identidad a través del enfoque de género, reconociendo también la trenza que explica la diferenciación social intragénero, brinda una base sólida en la que empezar a abordar cómo nos vemos, relacionamos y categorizamos dentro de las relaciones de poder. Asimismo, es necesario reconocer el contexto latinoamericano y el fuerte tradicionalismo, como el vínculo con la maternidad.


Referencias:

Alama, C. y Costilla C. (2020). Representaciones sociales de los roles de género en trabajadoras de una organización de Lima Metropolitana. En Ruiz Bravo, P. M. y Pizzaro, A. (ed.), Ensayos de Investigación y Perspectiva de Género (vol. II, pp. 101-115). Cátedra UNESCO de Igualdad de Género en Instituciones de Educación Superior. https://catedra.pucp.edu.pe/unesco/publicaciones/ensayos-de-investigacion-y-perspectiva-de-genero-vol-ii/

Calderón, C. (17 de febrero de 2024). Dina Boluarte: “César Acuña es el papá de La Libertad y yo soy la mamá de todo el Perú”. Infobae. https://www.infobae.com/peru/2024/02/16/dina-boluarte-cesar-acuna-es-el-papa-de-la-libertad-y-yo-soy-la-mama-de-todo-el-peru/

Carrasco Molina, J. (2013). Una mirada histórica de la vida de las mujeres 1922-1960. En M. Moscoso Carvallo (estudio introductorio y comentarios), E. Quinatoa Cotacachi, E. León, L.  Moscoso  Cordero,  &  J.  Carrasco  Molina, Historia  de  mujeres  e  historia  de  género  en  el Ecuador (pp. 194-231). Ministerio de Cultura/conamu/ipanc.  https://convenioandresbello.org/educacion/#  

Francke, Marfil (1990). Género, clase y etnia: la trenza de la dominación. En Degregori, Carlos Iván, et.al. (ed.), Tiempos de ira y amor: Nuevos actores para viejos problemas, DESCO.

Instituto de Estudios Peruanos (2024). IEP Informe de Opinión – Enero 2024 (Informe completo). https://iep.org.pe/noticias/iep-informe-de-opinion-enero-2024/

Ruiz Bravo, P. (1999). El concepto de género: anotaciones para el debatehttps://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/articulos/a_20180408_02.pdf 

Salinas, C. (20 de febrero de 2024). Dina Boluarte se pronuncia tras autodenominarse como “mamá de todo el Perú”: «Es el cariño que le quiero poner». La República. https://larepublica.pe/politica/2024/02/19/dina-boluarte-se-pronuncia-tras-autodenominarse-como-mama-de-todo-el-peru-es-el-carino-que-le-quiero-poner-1160387

Verdú Delgado, A. D., Sánchez Carrión, G. C., & Punín Larrea, M. I. . (2022). La maternidad como estrategia política en el feminismo ecuatoriano. Perfiles Latinoamericanos, 30(59). https://doi.org/10.18504/pl3059-014-2022


*Margareth Rodríguez es Directora de la Comisión de Investigaciones de Politai