María Pia Van Oordt*

En el 2019 el Perú dio un paso en torno a la igualdad de género ya que a inicios del  mismo se aprobó la Política Nacional de Igualdad de Género . Ella plantea que el Estado tiene el deber de erradicar los valores contrarios a la Constitución para así poder educar a futuros ciudadanos respetuosos y, en este sentido, el enfoque de género que busca una sociedad más igualitaria, no puede ser sometido a consulta pública (Citado en El Comercio). Una educación con enfoque de género es aquella que “está  orientada  a  promover  y  asegurar  el  acceso  igualitario  de  todas  las  personas  a  las  oportunidades  educativas,  de  modo que se garanticen espacios educativos donde hombres y mujeres reciban un trato justo y equitativo en los procesos de enseñanza-aprendizaje, en lucha frontal  contra  la  discriminación  por  género  y  los  estereotipos  de  género.  Es,  además, una educación que reconoce la diversidad de los distintos grupos de personas con orientación sexual o de género diferentes a las heteronormadas” ( Rodríguez y Pease, 2020).  Sin embargo, el 5 de mayo del presente año, hubo un retroceso cuando se aprobó el proyecto de Ley 904/2021-Cr presentado por el congresista Esdras Medina del partido Renovación Popular. Este proyecto de Ley plantea una intervención obligatoria de los padres de familia en la “elaboración de programas y en el contenido de los materiales, textos y recursos educativos para la educación básica de manera institucional” (El Comercio,2022). En otras palabras, permite que los mismos padres de familia, a través de representantes de las diversas asociaciones y comités que estos mismos conforman, participen en el proceso de elaboración de los materiales educativos de la currícula nacional.

Fuente: Agencia Presentes

De forma natural surge la pregunta:¿Cómo afecta esta ley al enfoque de género dentro de la currícula nacional? Al incluir a los padres de familia en la elaboración de los materiales educativos, se “atenta contra el rol rector del Minedu que se encarga de la elaboración de estos materiales educativos” (Citado en El Comercio, 2022). Al hacer esto, se corre el riesgo de que los materiales educativos dejen de responder a los pilares estatales y a sus políticas y, por el contrario, empiecen a responder a diferentes criterios religiosos, culturales y/o morales. En este sentido, este proyecto de ley limita el enfoque de genero ya que estas asociaciones y/o organizaciones de padres de familia y religiosas “leen cualquier mención a la palabra género en los planes de estudio como un signo del contrabando de ideología de género del gobierno a las aulas, disfrazado de preocupación por la igualdad. Temen que, bajo este plan de estudios, se haga que los niños cuestionen sus «géneros naturales»”(Meneses , 2017,pp.132). Quitar el enfoque de genero de la curricula nacional o limitarlo no seria democrático ni justo, pues de este modo, los materiales educativos no seguirían los lineamientos y principios estatales pensados en la inclusión y protección de todos los niñ@s independientemente de su religión, origen, sexo, genero , etc. Dentro de la educación de género se enseña sobre planificación familiar, salud sexual, educación cívica, derechos sexuales, entre otros. Todos estos temas son importantes para que los niños se conviertan en ciudadanos responsables con herramientas y conocimientos que contribuyen con el desarrollo del país y por ende, con el de los demás ciudadanos. 

En el Perú, los niñ@s, adolescentes y mujeres viven una realidad dura constantemente asechada por la violencia sexual, fisica, verbal y emocional.  Según cifras publicadas por el Diario la República, solo en lo que va del 2022, ya se han registrado más de 50 mil casos de violencia contra la mujer y 424 partos en adolescentes. Es importante resaltar que parte de la Educación Sexual Integral (ESI) enseña sobre el cuerpo de cada uno, su valor y el derecho que tenemos sobre él mismo. Como menciona Rosmery Roca, representante del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán: un adolescente empoderado, que conoce sus derechos, puede alzar la voz y denunciar.” El enfoque de género es constantemente representado como una distorsión de la sexualidad que genera confusión en los niños junto con una degeneración de la sexualidad. Este discurso es reproducido por actores políticos y autoridades nacionales y es por ello que el enfoque de género está perdiendo el poco terreno que había ganado en los últimos años. La educación sexual es básica y necesaria para reducir las altas tasas de embarazos adolecentes y no deseados, violaciones, feminicidios, acoso callejero y cibernetico, matrimonios infantiles, abandono escolar, bullying, misoginia, violencia de género, propagación de ITS, abortos clandestinos que terminan en muertes y lesiones permanentes entre otros problemas socioculturales que afectan el bienestar y el desarrollo de todos los ciudadanos del país, en especial el de las niñ@s y mujeres. El proyecto de Ley 904/2021-Cr no ayuda a solucionar los problemas mencionados, el enfoque de género y la ESI, sí.

Fuente: Archivo El Comercio

En conclusión, el bienestar y desarrollo de los niñ@s y de las mujeres se ve en constante amenaza tanto en la cotidianidad, como en la esfera pública nacional desde el poder ejecutivo y legislativo a través de leyes y proyectos que no incluyen el enfoque de género y, peor aún, lo limitan. ¿Quién está representando las demandas y necesidades de las mujeres y niñ@s? ¿Quién vela por su bienestar y por su espacio dentro de la cotizada, cuestionable y complicada agenda nacional? Para progresar no hay lugar para un estado que se ponga las vendas en los ojos cuando le conviene. Dejar de lado el enfoque de género dentro de la currícula nacional implica un gran retroceso para todos los peruanos. Hay que educar para formar ciudadan@s responsables y no agresores. 


María Pia Van Oordt, estudiante de la Especialidad de Ciencia Política y Gobierno de la Pontificia Universidad Católica del Perú y asociada de la Comisión de Eventos.