Daniela Anicama*

La educación intercultural bilingüe (EIB) empezó a ocupar un espacio importante dentro de la educación peruana a partir de la década del 2010. Los organismos internacionales y las organizaciones indígenas presionaron al Estado para crear una educación culturalmente pertinente teniendo en cuenta la diversidad étnica que existe en el país. Así, se creó la Política de Educación Intercultural Bilingüe y un Plan Nacional operativo para implementarla, ambos orientados a los estudiantes pertenecientes a pueblos nativos. Actualmente, existen 1.3 millones de niños, niñas y adolescentes que reciben educación bajo esta modalidad en escuelas identificadas por el Ministerio de Educación (Minedu) como interculturales y bilingües.

Uno de los principales problemas que enfrenta la educación intercultural bilingüe es la falta de docentes con formación intercultural y/o bilingüe. Desde el año 2011, la situación ha mejorado con la creación y el fortalecimiento de Instituciones de Educación Superior (IESP) que ofrecen títulos de docencia con un enfoque intercultural y bilingüe. Junto a ello, se han firmado convenios entre el Ministerio de Educación y algunas organizaciones indígenas andinas y/o amazónicas que gestionan programas de formación docente con énfasis intercultural. Entre ellas, el Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana (FORMABIAP) capacita a miembros importantes de las comunidades indígenas para dictar clases en las escuelas. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por profesionalizar a los docentes, persiste en el sistema educativo peruano un bajo número de educadores.

Fuente: Diego Pérez / SPDA

Frente a ello, dentro del Ministerio de Educación -entre las cuales se encuentra incluso el propio ministerio del sector, Rosendo Serna- han surgido voces que abogan por una salida más que problemática. A inicios de año, circuló un oficio que pretendía ser compartido con las Direcciones Regionales de Educación (DRE) de todo el país. En el documento, se solicitaba el envío de una lista de escuelas EIB que, según el criterio de cada DRE, podían ser exceptuadas de brindar el servicio educativo mencionado. Es decir, con esa norma los docentes que no conocen el entorno lingüístico y cultural podrían enseñar en escuelas donde la mayoría de estudiantes hablan un idioma originario y pertenecen a una cultura indígena.

Esta posible decisión afectaría la calidad de educación brindada en territorios indígenas. Recategorizar las escuelas EIB atentaría contra el derecho de los niños, niñas y adolescentes indígenas a recibir una educación no solo en su idioma, sino también desde su forma de ver el mundo. Los intentos dentro de algunos sectores del Ministerio de Educación por aprobar esta norma sería un retroceso frente a los avances realizados por el mismo Ministerio por respetar e incluir la identidad étnico-cultural de los estudiantes en la enseñanza.

Los problemas que aquejan la educación intercultural son problemas estructurales vinculados a la falta de oferta de formación docente intercultural en la educación superior. Continuar con la creación de instituciones que brinden este tipo de formación y ampliar su alcance en todos los idiomas originarios podrían ser dos acciones priorizadas para resolver esta brecha docente. En lugar de ello, el Ministerio de Educación ha adoptado una mirada poco integral que no solo recortará el número de escuelas EIB a corto plazo, sino que tampoco toma en cuenta las implicancias de ello a largo plazo. La recategorización es una salida fácil a una limitante que existe desde hace muchas décadas, y sobre la cual el Estado no ha formulado ninguna respuesta. Esta política de soluciones rápidas deja de lado el propio carácter de la educación intercultural bilingüe: se trata de una modalidad educativa que debe perdurar en el tiempo, más allá de una gestión ministerial o un periodo presidencial.

Fuente: Formabiap

Asimismo, reducir el número de escuelas bajo la modalidad de EIB utilizando el argumento de la “poca oferta de docentes interculturales” supone, en la práctica, un regreso a una práctica educativa monolingüe y monocultural. El Perú, así como otros países en la región, cuenta con una población indígena importante que ha sido sujeta de numerosas violaciones a sus derechos. En ese sentido, la educación intercultural bilingüe fue pensada como parte de un conjunto de políticas orientadas a desmontar un Estado excluyente basado en la discriminación y la invisibilización de la cultura e idioma indígena. Aprobar la recategorización de escuelas sin ningún criterio sería, entonces, un cambio en la dirección contraria.

A raíz de las numerosas críticas, el Ministerio de Educación retrocedió en su propuesta y mantuvo la normativa de escuelas EIB tal como está. No obstante, aún existe dentro de algunos funcionarios públicos las ideas expuestas en el oficio retirado. Por ello, las labores de abogacía, incidencia y presión que las organizaciones indígenas y la sociedad civil en su conjunto puedan realizar a futuro son cruciales para evitar que un intento similar se realice en el futuro. De la misma forma, el sector educación requiere de una reingeniería interna que los lleve a asumir responsabilidades sobre los pueblos indígenas, especialmente los niños, niñas y adolescentes, pues ellos son también sujetos de derechos políticos y culturales.


* Daniela Anicama, estudiante de la Especialidad de Ciencia Política y Gobierno de la Pontificia Universidad Católica del Perú y asociada de la Comisión de Imagen Institucional.