Una nueva primavera: observaciones al caso venezolano  

Renzo Salvador Florián 
25 de febrero de 2014.

Luego de una serie de protestas y videos virales que circulan por Internet. Venezuela ha captado la atención de varios medios de comunicación. Partidos políticos como el PCP, MAS; grupos como la CONFIEP y hasta Asia Sur han mostrado alguna postura sobre el tema.

No obstante, la discusión fuerte sobre la problemática venezolana quedó relegada a un segundo plano para irse a una discusión de principios y hasta ideológica: ¿por qué los llamados liberales solo se han pronunciado sobre Venezuela y no se pronunciaron cuando Fujimori cometía una serie de delitos? Por otro lado, las críticas al régimen venezolano apuntaban a su desempeño económico para señalar su fracaso [1]. No es la finalidad de este artículo ahondar en esta discusión. Sin embargo, es necesario hacer hincapié en dos aspectos: los principios democráticos deben de primar, se hable de gobiernos a fines o contrarios. Y por último, predecir la estabilidad y durabilidad de un gobierno en base a sus resultados en la economía no constituye una ley, sino un determinismo económico que ignora variables políticas más importantes.

Estas discusiones y otras nacen en el marco de una desinformación por parte de canales televisivos y prensa. Quienes han buscado manipular la información en favor de determinado actor en el escenario político [2]. Quedan, entonces, muchas dudas respecto a la situación venezolana: ¿qué sucede con el gobierno de Maduro? ¿Qué rol asume la oposición en estos momentos? ¿Está despertando un nuevo movimiento social?

 Los actores en escena: breve descripción del escenario político

Si el gobierno fue incapaz de silenciar voces disidentes e inepto para solucionar los problemas sociales, su respuesta, ante estas protestas, iba a ser evidentemente la violencia. Y no solo ejercida desde un actor visible y reconocido como es la policía. Recordemos que muchos otros gobiernos autoritarios buscaron minar movimientos sociales infiltrando civiles. En Egipto, por ejemplo, los baltageya fueronloshombres encargados por Mubarak, de hacer el trabajo sucio. En Venezuela se habla de los «colectivos» (los tupamaros, la coordinadora Simón Bolívar, entre otros). Pero el problema ignorado, al margen de la desmedida violencia emprendida por estos actores, es que ningún sector del gobierno haya tendido puentes de diálogo con la oposición. Es decir, al parecer, para el gobierno venezolano la única forma de solucionar este problema es mediante la represión.

En el otro lado del escenario político ocurre una situación más compleja. Nos encontramos con dos clases de oposición: una de tipo moderada (llamada constitucional), la cual está buscando una solución al actual conflicto en Venezuela mediante un referéndum revocatorio [3]. La otra es de tipo radical (golpista), busca una confrontación más fuerte con el gobierno de Maduro, criticando no solo los problemas sociales que actualmente se viven, sino la legitimidad misma del gobierno, llamando a un cambio en su rumbo político a toda costa [4].

Un tercer actor en el escenario es la sociedad civil activa -compuesta principalmente por jóvenes- fue el motor de las últimas movilizaciones y quien sufrió más las consecuencias de la represión del gobierno. Es, sin embargo, un actor político ambiguo, pues al no tener una agenda clara ni organización establecida, su potencial de arrastre puede decaer y terminar siendo absorbido por el oportunismo de algún partido político o caudillo [5].

Democracia, ahora o nunca: ¿qué queda?

La decisión con respecto al apoyo de una oposición en específico dependerá de la percepción que se tiene sobre triunfar en un marco institucional (referéndum) frente a la oportunidad de ganar fuera de este (golpe de Estado). Lamentablemente, una opción como la primera puede ser manipulada, e incluso de no suceder eso, dependerá de los recursos que utilicen ambas partes, es decir, la oposición debe unir su accionar para lograr su objetivo en el referéndum. La segunda opción estará sujeta a las movilizaciones de la sociedad civil, las cuales se enfrentaran en las calles a un gobierno represivo. Este camino puede conseguir su objetivo sin tener que atenerse a la incertidumbre de una votación, pero si hasta el momento las cifras «oficiales» ascienden a 8 muertos y 137 heridos, el costo en vidas se elevará mucho más.

Por último, la historia nos ha enseñado que el desmoronamiento de un régimen autoritario puede recomponerse, como en Checoslovaquia (1978), Polonia (1981), etc. La consolidación de la democracia no siempre es posible. La ardua tarea recaerá en el pueblo venezolano, pero también en las personas que ahora claman por Venezuela desde sus hogares. El compromiso no es circunstancial, es permanente.

 
[1] Carlos Vilchez, en: http://www.carlosvilcheznavamuel.com/el-modelo-economico-chavista-fracaso-en-venezuela/
[2] La poca objetividad de los medios va desde el oficialismo a la oposición. Este pequeño artículo recoge un ejemplo: http://venezuelanalysis.com/analysis/10360
[3] Anteriormente, en el año 2004 se realizó uno, el cual lo gano Chávez con un 60%.
[4] Este enfoque es desarrollado de manera más detallada por Guillermo O’Donell y Philippe Schmitter en el libro Transitions from Authoritarian Rule: Tentative Conclusions about Uncertain Democracies
[5] Esto sucedió, por ejemplo, luego del derrocamiento de Mubarak con el partido Hermanos Musulmanes quienes lograron hacerse del poder y ganar el referéndum.

*La Asociación Civil POLITAI agradece a Renzo Salvador por publicar su comentario en este medio. La Asociación no comparte necesariamente las opiniones del autor