Ambiciones truncas

Mauricio Zavaleta 
02 de Marzo de 2014.

César Villanueva ha sido el político regional más exitoso desde que se inició el proceso de descentralización a principios de la década pasada. De acuerdo con el Índice de Competitividad Regional elaborado por el Instituto de Economía del Perú el 2012, la región San Martín muestra los mejores resultados en baja incidencia de corrupción, ejecución del presupuesto y uso adecuado de los recursos públicos. Solo a partir del año 2007, cuando se inició la gestión Villanueva, San Martín pudo revertir cifras negativas en reducción de la pobreza, el empleo formal creció a tasas superiores al nivel nacional y se mejoró sustancialmente el acceso a servicios de salud y educación.

Estos resultados dieron a Villanueva un importante capital político. En 2010 fue reelecto como presidente regional con 43% de los votos, una cifra por encima de los otros cinco presidentes regionales reelectos ese año. La fama de gestor eficiente, ausencia acusaciones de corrupción y su papel como presidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR) le valió cierta presencia en el stablishment político nacional. Debido a ello, su designación como Presidente del Consejo de Ministros (PCM) en octubre de 2013 fue saludada por las diferentes tiendas políticas. Era la segunda vez que un presidente regional asumía el cargo más importante en la estructura del Poder Ejecutivo luego de la Presidencia de la República.  

La reciente renuncia de Villanueva, a menos de cuatro meses de iniciada su gestión, representa el fracaso de una estrategia para construir una figura política nacional desde la periferia. El 2009 Yehude Simon intentó dar el salto a lo nacional de la misma manera y fue consumido por el conflicto de Bagua. Ambos aceptaron dirigir la PCM con las expectativas de transformase en figuras nacionales pero se vieron envueltos en dinámicas políticas ajenas que eran incapaces de controlar. No deja de llamar la atención que los motivos de la salida de Villanueva respondan a un enfrentamiento con el Ministerio de Economía por asuntos que son claramente políticos: la redistribución del canon (apoyada enérgicamente por la ANGR) y el aumento del sueldo mínimo. La brevedad del enfrentamiento y la soledad de Villanueva ilustran en buena cuenta la debilidad del poder regional y confirman la fortaleza de la tecnocracia económica.  

Naturalmente, la estrategia de Villanueva y Simon no ha sido la única para competir en la liga nacional. Desde el 2011 Gregorio Santos busca convertirse en un candidato viable a la presidencia oponiéndose a un proyecto impulsado por el gobierno central. Sus moderadas declaraciones durante los primeros días del conflicto Conga permiten intuir que la oposición de Santos al proyecto es más política que ideológica y,  a diferencia de lo que puedan pensar los editorialistas de El Comercio y los más cándidos jóvenes de izquierda, está orientada por un cálculo de costo-beneficio. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por general alianzas a nivel nacional, el carácter local del conflicto y el tiempo transcurrido desde su punto más álgido sugieren que el capital político de Santos no será suficiente para reemplazar a Ollanta Humala en el sector izquierdo del espectro electoral.

Otra estrategia, acaso la más común en las última décadas, ha sido a través de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Los dos alcaldes de la capital durante los noventa combinaron una gestión enfocada en la construcción de obras de infraestructura y oposición autoritarismo de Alberto Fujimori para convertirse en alternativas presidenciales viables. No obstante, la desconexión con el resto de las provincias y la acción política del gobierno, impidieron que sus candidaturas pudieran superar el 5% de votos en las elecciones de 1995 y 2000, respectivamente. Pese a su altísima aprobación como alcalde, Luis Castañeda ha sido el último ejemplo de una estrategia fallida que volverá a intentar desde cero en las elecciones municipales de este año.

A excepción de Lima, la fragmentación del nivel medio de gobierno en 25 circunscripciones dificulta la formación de liderazgos debido a su limitado peso demográfico y económico. En este escenario, la ausencia de partidos nacionales que puedan promover cuadros desde los niveles locales genera que políticos como Simon o Villanueva se encuentren tan solos como los operadores locales estudiados por Carlos Meléndez. Por ejemplo, si bien la mayoría de observadores de la política local concuerdan en que el Nueva Amazonía – el movimiento regional formado por Villanueva – es uno de los mejor organizados del país, su insularidad regional le impidió ser un sostén de apoyo para la gestión de Villanueva en la PCM. Tampoco lo fue la ANGR.

La fragmentación administrativa y organizativa genera incentivos para que, solo cuando sus objetivos se intersectan, los liderazgos nacionales y regionales negocien acuerdos personales de corta duración, como el realizado entre Ollanta Humala y César Villanueva. Contratos de la misma naturaleza son comunes en las elecciones congresales. Los presidentes regionales incluyen colaboradores cercanos a ellos en una lista parlamentaria luego de negociar directamente con los candidatos presidenciales. Norman Lewis de Fuerza Loretana (electo por Perú Posible) o Heriberto Benítez (abogado personal de César Álvarez electo por Solidaridad Nacional) llegaron al congreso gracias a una negociación de este tipo. 

Si bien el fracaso de los partidos en la política subnacional ha llamado la mayor parte de la atención durante los años recientes, no debemos perder de vista que hasta el momento la descentralización no ha sido útil para nutrir o renovar la política nacional. A puertas de la cuarta elección regional vale preguntarnos por el futuro de los presidentes regionales exitosos. ¿Cuál es el siguiente paso? ¿El congreso? Suena una opción poco atractiva. ¿La reelección por varios periodos, como parecen apuntar Yván Vásquez o César Álvarez? Tal vez empecemos a conocer la respuesta en las elecciones de octubre.  

*La Asociación Civil POLITAI agradece a Mauricio Zavaleta por publicar su comentario en este medio. La Asociación no comparte necesariamente las opiniones del autor.