Gaston Osvaldo Alvear Gomez*

El domingo cuatro de septiembre será un día que quedará en los anales sociopolíticos de Chile: finaliza el proceso constitucional que surgió a raíz de lo que se ha denominado “estallido social” que explotó en octubre de 2019 con pequeñas repercusiones en el paso del tiempo. La mayoría de las encuestas dan por ganadora a la opción “Rechazo” que significa rechazar la propuesta de Carta Fundamental de la Convención Constitucional y mantener vigente la Constitución de 1980. No obstante, la participación electoral podría sorprender y revertir lo expuesto por las diferentes encuestas.

Fuente: Marcelo Hernandez/Getty Images

El periodo de campaña se desarrolló en un contexto de alta polarización entre las dos opciones a escoger. Han proliferado las fakes news, sobre interpretaciones de los artículos de la propuesta constitucional y sus respectivos temas como: la plurinacionalidad, derechos sociales, de género, entre otros. Desde antes del estallido social, el sistema político chileno venía arrastrando una crisis de representación: aumentó el número de nuevos partidos que modificaron el accionar de las dos coaliciones tradicionales desde el regreso a la democracia y la desconexión entre los partidos y la sociedad, hechos que no son muy alejados a la realidad de gran parte de los países del Cono Sur.

Al conocer a grandes rasgos el contexto político chileno, el  proceso Constituyente fue un hecho inédito para la política chilena, sabiendo que la constitución regente y creada en dictadura fue escrita por una comisión de abogados llamada la “Comisión Ortúzar” mientras que para el proceso actual las comisiones  temáticas, escucharon a la sociedad civil, generando una nueva forma de participación ciudadana, sintiéndose parte de la elaboración de las propuestas constituyentes. Todo con el propósito de generar nuevas reglas del juego, con base a una sociedad mas igualitaria y no tan individualista, pensada en una vida en comunidad, como dirían los filósofos clásicos, la necesidad de un nuevo pacto social.  

Pero la incertidumbre es un factor clave respecto al futuro político chileno,  que genera preguntas que serán de alto interés para los politólogos/as electoralistas, comparativistas, etc. : ¿existirá una nueva configuración del sistema partidos post plebiscito? ¿ se podrán crear clivajes respecto a las posiciones de aprueba o rechazo? tal como paso con el plebiscito de 1988 sobre la mantención de Pinochet en el poder. Podría ocurrir que a mediano o largo plazo se funden movimientos o partidos políticos con base en el apruebo o rechazo, causado a la crisis de representación. Como ejemplo tenemos antiguas autoridades como exministros o congresistas que militaban en partidos de centro izquierda o izquierda socialdemócrata que va a votar rechazo, están dispuestos a votar en bloque con los actores y partidos de derecha, vemos que el apoyo al rechazo es transversal a la posición ideológica de cada agente.     

¿Qué pasara con estos agentes díscolos cuando termine el proceso?  ¿Sus partidos los van a recibir? ¿van a crear nuevas plataformas?  Son mas preguntas que nos plantea el contexto político chileno actual, dejándonos el desafío sobre la institucionalización de los partidos como la agrupación política por excelencia en nuestras democracias representativas, sin dejar de lado mecanismos de democracia directa. Sumado a lo anterior, en caso de que gane la opción rechazo, por parte de los partidos de derecha, baluartes de esa opción, han propuesto generar reformas estructurales a la constitución de los ochenta, vigente hasta el momento de la escritura de esta columna pero se pone en duda si de verdad lo van a realizar, ya que han sido los primeros actores en vetar o modificar la agenda social y valórica desde el regreso a la democracia. Sabiendo que tampoco tienen los votos en el congreso para  realizar los cambios, será difícil creer ese escenario a futuro.

Fuente: REUTERS/alamy stock photo

El texto propuesto no es un texto perfecto, es una propuesta que puede ser mejorada en todos sus sentidos, sobre todo en la dimensión de los poderes del Estado y políticos. El valor que tienes nace en su simbolismo y significancia, viene desde la gente. Mensaje que fue entendido por el presidente Gabriel Boric, en conjunto con varios partidos de la ex Concertación como el Partido Socialista, Partido por la Democracia, el Partido Demócrata Cristiano, entre otros, de aprobar el texto para poder mejorar el texto inicial. Sería un desgaste político muy fuerte volver a comenzar de cero el proceso constituyente, por eso la mejor opción sería la anterior. Además se debe considerar que la nueva constitución en caso de ser aprobaba, tendrá un periodo largo para poder ser establecida en su totalidad, tiene su ciclo transicional con la creada en los ochenta y los cambios esperados no serán inmediatos, todo esto es solo una fase de un proceso mayor de cambios. Para estos días anteriores al domingo cuatro de septiembre, solo nos queda esperar, tener fe en el pueblo de Chile, que la decisión que sea mayoritaria el día de la elección sea respetada por todos y seguir buscando la forma de tener un Chile mas justo, mas igualitario y mas humano.         


* Gaston Osvaldo Alvear Gomez, miembro de ALACIP Joven, profesor ayudante Universidad Diego Portales y egresado de la Maestría de investigación en Política Comparada FLACSO sede Ecuador y politólogo Universidad Diego Portales.